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Los miedos y fobias de nuestros peques

Algunos niños presentan ciertos miedos irracionales a lo largo de su desarrollo. Y no es nada extraño, seguro que si nos paramos a pensar en nuestra propia infancia, somos capaces de recordar muchas cosas que nos daban miedo por más que nos intentaban explicar que no deberían causarnos ese efecto.

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Quién no ha tenido, por ejemplo, miedo a quedarse solo en la habitación, miedo a la oscuridad, miedo a los monstruos de debajo de la

cama, miedo a los globos o a los animales... es muy común tener miedos como estos u otros en la etapa que va desde los 3 y los 8 años.

Y si hablamos del caso de niños con autismo, estos miedos pueden darse ante determinados sonidos o situaciones que pueden parecernos inofensivas e incluso son cotidianas, pero que vistas con sus ojos resultan confusas y les causan inseguridad. Por ejemplo, qué habitual es cortarse el pelo o las uñas, o ir al dentista a hacer una revisión, o que el pediatra nos mire la garganta y los oídos. Es muy cotidiano, totalmente carente de peligro, pero para ellos son miedos más intensos de lo que podemos imaginar, y difíciles de manejar.

La cuestión no es sólo lo que causa en nuestros niños este tipo de situaciones y los miedos que les provocan, sino que la presencia de estos miedos o fobias puede llegar a repercutir en la dinámica familiar, suponiendo un estrés a su vez para los papás y mamás, para el resto de hermanos. Y obligando en muchas ocasiones a todos a adaptar experiencias y rutinas a esta realidad y sus consecuencias.

En muchas ocasiones estos miedos o fobias están relacionados con experiencias sensoriales, desencadenando conductas que consideramos inadecuadas, y que nos llevan a toda la familia a momentos de estrés que nos cuesta manejar. E incluso hace que a veces nos lleguemos a aislar por la reacción que quienes nos rodean pueden tener ante un momento de miedo intenso de nuestro hijo o hija.

Es fundamental plantearnos, cuando aparecen estos miedos relacionados con las experiencias sensoriales, algunas cuestiones. Porque cuando un niño tiene un miedo o fobia excesivo con una base sensorial puede que nos encontremos ante un caso de hipersensibilidad ante ciertos estímulos y... ¿Qué quiere decir esto? ¿Podemos ayudarle?

La hipersensibilidad es la presencia de una sensibilidad excesiva ante un determinado estímulo. Puede ser ante un sonido, como por ejemplo el sonido de las motos; ante una textura o roce de la piel con algo concreto, la exposición a algún tipo de luces, por ejemplo las de navidad, u otros. Estos niños pueden presentar conductas inadecuadas para huir de la situación o para inhibir ese estímulo que les resulta desagradable o molesto.

Por este motivo debemos intentar identificar cuando esta conducta de miedo o fobia excesiva tiene una base conductual o una base sensorial, pues el abordaje y la forma de ayudar a nuestros niños es diferente. Contactar con con especialistas que nos puedan ayudar a identificar el origen de la conducta y del miedo es básico para poder encontrar la manera de enfocar la situación y apoyar a nuestros peques en ese momento que para ellos es tan difícil de manejar.

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De todos modos, sean miedos con un origen u otro, hay ciertas claves que siempre hemos de tener en cuenta, al menos debemos saber lo que NO hemos de hacer sea cual sea la causa de la conducta. Os dejamos tres bases claras para ayudarle o, al menos, para no dificultar la situación:

-No debemos usar bajo ningún concepto la fuerza física; exponer al niño a la fuerza ante el estímulo con la intención de que vea que es inofensivo puede generar más ansiedad y crear experiencias negativas ante este.

-No perder la paciencia, aunque sabemos que puede ser muy difícil, ya que nuestro estrés alimentará el suyo y podemos entrar en un círculo muy complicado de resolver que no será bueno para ninguno.

-No dar explicaciones excesivamente largas para las que su estado de estrés y su bloqueo no les permite estar receptivos.

Y, sobre todo, lo que siempre debemos hacer es escucharles... pero no escucharles solo con los oídos, sino con todos nuestros sentidos, para saber cómo ayudarles en ese momento y qué podemos necesitar y de qué profesionales.

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