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LA LOGOPEDIA INFANTIL

Los primeros años de vida de los niños son determinantes para el desarrollo del lenguaje y es de suma importancia detectar y solventar cualquier déficit o trastorno que pueda surgir en esta etapa, en especial entre los 0 y los 6 años, cuando se puede llevar a cabo una intervención temprana. Algunas de las patologías que pueden presentarse en la edad infantil son:

  • Las relacionadas con los trastornos del LENGUAJE: RSL (retraso simple del lenguaje) disfasia (pérdida parcial del lenguaje) etc. en las que el niño presenta un cierto desfase cronológico en el desarrollo del lenguaje, tanto a nivel comprensivo como expresivo, sin que existan alteraciones mentales, motrices o sensoriales asociadas.

  • Las que tienen que ver con el HABLA, en las cuales aparecen trastornos en la articulación de los fonemas, ya sea por que existan lesiones o malformaciones en los órganos articulatorios (disglosia) o simplemente por un uso incorrecto de los mismos (dislalia): pronuncian mal o cambian diferentes fonemas, no pronuncian la r, cambian, omiten, “ no se les entiende al hablar”, etc., o 2 también cuando existe alguna alteración en la fluidez del habla (disfemia o como comúnmente se conoce “tartamudez”).

  • Los trastornos de LECTO-ESCRITURA (dislexia, discalculia, disgrafía, comprensión lectora…) son todos aquellas alteraciones que comprometen a la lectura y la escritura de los niños, interfiriendo así en su aprendizaje y su vida escolar.

  • Los trastornos del lenguaje asociados a otras alteraciones. Además de aislados, los trastornos del lenguaje se pueden presentar en el contexto de otras alteraciones, entre otras, las siguientes: hipoacusia (sordera), deficiencia mental, parálisis cerebral o autismo.

 

 INFORMACIÓN PARA LOS PADRES

 En muchas ocasiones los padres se hacen la siguiente pregunta: ¿En qué situaciones sería conveniente hacer una consulta a un logopeda? Para ello existen indicadores y síntomas a tener en cuenta, entre otros:

  • Si no habla o habla muy poco.

  • Si es difícil o no se comprende al niño cuando habla.

  • Si tiene dificultades para pronunciar algún sonido.

  • Si se salta algún sonido o agrega otros que no corresponden.

  • Si respira con la boca abierta

  • Si se pone afónico con frecuencia o de forma continuada.

  • Si presenta cambios muy drásticos en la voz.

  • Si se observa que tiene dificultades para oír o si, aún oyendo bien, encuentra dificultades para discriminar algún sonido.

  • Si presenta alteraciones sensoriales.

  • Si presenta alguna alteración física, como la parálisis cerebral o la espina bífida.

  • Si presenta un retraso general en el desarrollo y el lenguaje, autismos y otros síndromes.

  • Si se descentra con facilidad ante cualquier situación de la vida diaria.

  • Si presenta dificultades la hora de leer o escribir correctamente.

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