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¿Por qué los niños no deben sentarse en W?

Los niños suelen pasar la gran parte del tiempo jugando en el suelo. Es el espacio donde más libertad de movimiento tienen, y van adoptando diferentes posturas. En ocasiones observamos cómo algunos niños se sientan en la llamada posición de “W” o “W-sitting”, con los glúteos apoyados en el suelo, apoyando la parte interna de las piernas, rodillas en el suelo y tobillos en rotación externa. Hoy os quiero hablar sobre esta postura y sus posibles consecuencias.

Esta postura les amplia la base de sustentación, por lo que les aporta estabilidad a la hora de jugar en el suelo sin realizar mucho esfuerzo de control postural, su centro de gravedad disminuye.

¿Por qué debemos corregir esta postura?

Podemos decir que esta postura puede producir retraso en la motricidad fina, en el desarrollo del control postural y la estabilidad y alteraciones del sistema musculoesquelético.

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Las caderas y el tronco están fijados, por lo que mantener la postura no requiere de mucho esfuerzo y el niño no tiene que estar pendiente de controlar el equilibrio. Aquellos niños que adoptan esta postura habitualmente pueden presentar un retraso en el desarrollo del control del tronco y el equilibrio. El niño, durante esta posición no puede realizar la rotación del tronco activa y no pueden ir pasando el peso del cuerpo de un lado a otro, lo que les dificulta coger juguetes fuera de su alcance. Es importante que los niños tengan la posibilidad de explorar el entorno adecuadamente, poder cambiar el peso del cuerpo y girar para desarrollar adecuadamente las reacciones de equilibrio.

Esta posición conduce a las caderas a una rotación interna excesiva y a las rodillas en rotación externa. Aumenta el riesgo de dislocación de caderas, además de producir otras alteraciones ortopédicas o empeoramiento de estas en el caso de que ya existieran.

A nivel muscular, hay ciertos grupos musculares que pueden sufrir acortamientos, especialmente los aductores y los isquiotibiales, y debilitar los músculos abductores y rotadores de la cadera.

Es importante saber que, en algunos casos, los niños caminan con los pies hacia adentro como consecuencia de lo nombrado anteriormente.

¿Nos parece leve todo lo que comentamos? Hay más... Porque también, interfiere en la correcta posición de la espalda, y hace que la musculatura pélvica y del tronco realicen menos esfuerzo para mantener una correcta posición vertical.

En conclusión, esta postura afecta al desarrollo psicomotor, puede desarrollar futuros problemas ortopédicos y puede producir alteraciones de cadera.

¿Cuándo podemos decir que esta postura es un problema?

El problema surge cuando el niño se sienta en esta postura durante un tiempo prolongado y lo coge como un hábito. No debería influenciar en el desarrollo de los niños que tienen un desarrollo motor normal y que no presentan ninguna alteración músculo-esquelética, debido a que están en constante movimiento y van fortaleciendo los músculos y huesos con la práctica de otras actividades y posturas. En estos casos, únicamente tenemos que vigilar que nuestros pequeños no estén en esta posición de manera prolongada.

Para los niños que presentan alteraciones ortopédicas, riesgo neurológico, retraso en el desarrollo o alteraciones ortopédicas esta postura puede ser más perjudicial.

En caso de tener la sospecha de que nuestros hijos/as puede llegar a sufrir alguno de los problemas sobre los que hablamos en este post, es importante consultar con un especialista, y sobre todo no forzar al niño a corregir la postura si vemos que le cuesta mantenerse en otra postura que no sea “w”, puesto que les puede causar frustración. Como en casi todo, lo primero es buscar la causa, pues así podremos ayudarles mejor y contribuir a su desarrollo feliz.

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