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La importancia de la Lateralidad en nuestros hijos

¿Os habéis fijado alguna vez en cómo desde muy pequeños parecemos tener más destreza o fuerza en una mano que en otra? ¿Recordáis esos tiempos en los que ser zurdo era una lacra y se corregía ese “defecto” en los colegios? ¿Sabéis lo que es la lateralidad y cómo influye en el desarrollo de nuestros peques?

Os cuento de lo que hablamos…

El predominio lateral, o lateralidad, es el predominio funcional que un lado del cuerpo ejerce sobre el otro. La tendencia general cuando se habla de lateralidad es centrarse en el uso dominante de una mano sobre otra. Sin embargo, al igual que las manos, el cuerpo humano cuenta con otros miembros simétricos cuyo uso predominante marca también la lateralidad de una persona: ojos, piernas y oídos.

El adecuado desarrollo de la lateralidad es fundamental para un correcto aprendizaje de la lectoescritura, la elaboración del esquema corporal y la organización de las referencias espaciales derecha-izquierda. Imaginad por un momento que conduciendo nos costara ubicar dónde está la derecha o la izquierda. O siguiendo un mapa, por ejemplo. ¿Os suena?

Varios expertos coinciden en que el proceso de lateralización pasa por tres fases básicas:

- Fase de indiferenciación (0-2 años): La lateralidad no está definida. Es la etapa en la que el niño descubre que tiene dos manos y, que gracias a las posibilidades manipulativas de esas manos que todo lo descubren y exploran, puede interaccionar con el medio que le rodea.

- Fase de alternancia (2-4 años): Durante este periodo el niño se encuentra especialmente interesado en explorar su entorno en todo momento, utiliza las dos manos indistintamente para realizar sus actividades cotidianas.

- Fase de automatización (4-7 años): Poco a poco, el niño va automatizando sus gestos y es posible observar que utiliza más un lado del cuerpo (lado dominante) en las distintas actividades. Podemos identificar la lateralidad del niño observándolo realizar actividades como cepillarse el pelo o los dientes, llevarse el vaso a la boca para beber, desenroscar la tapa de una botella, chutar un balón o coger una pintura.

En la edad escolar (6-7 años) el niño debería haber adquirido su lateralización.

¿Qué ocurre si mi hijo aún no tiene una mano dominante?

Los niños que no tienen una mano derecha o izquierda fuertemente especializada para una tarea específica, que intercambian sus manos indistintamente, seguramente tengan dos manos con poca destreza en lugar de tener una mano dominante y altamente especializada. Esto puede conllevar dificultades para llevar a cabo tareas motrices finas, que requieren movimientos automáticos y aprendidos, como cortar con tijeras, o la escritura.

Cuanto más usa un niño una mano específica para una tarea, más eficiente se vuelve el niño en esa tarea, y después el movimiento se vuelve automatizado, lo que libera al cerebro para poder centrarse en otras tareas cognitivas.

Podéis consultarnos más información:

Paloma Caballero, Terapeuta Ocupacional

Equipo Centro de Terapia Infantil Creare

Referencias:

Da Fonseca, V. (2000). Estudio y génesis de la psicomotricidad.

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